©Kiriko Nananan

Affichage des articles dont le libellé est En espagnol. Afficher tous les articles
Affichage des articles dont le libellé est En espagnol. Afficher tous les articles

dimanche 10 avril 2011

Humberto Ak'abal

Voici une très belle découverte que je suis heureuse de partager : Humberto Ak'abal est indien maya-kiché du Guatemala; il écrit à la fois en maya-kiché et en espagnol. Je ne reproduis ici que les versions espagnoles de trois poèmes que j'ai particulièrement aimés.

Une mention spéciale, très personnelle je l'avoue, au dernier des trois, "Siempre" : il semble se mouler parfaitement au sentiment qui m'a amenée à écrire La parenthèse des spectres, le texte que je suis en train de finir...
c'en est presque effrayant.


HOY (KAMIK)


Hoy amanecí fuera de mí
y salí a buscarme.

Recorrí caminos y veredas
hasta que me hallé

sentado sobre un tanatón de musgo
al pie de una cipresalada,
platicando con la neblina
y tratando de olvidar
lo que no puedo.

A mis pies,
hojas, sólo hojas.

***


Y NADIE NOS VE (MAJ JUN KOJILOWIK)

La llama de nuestra sangre arde
inapagable
a pesar del viento de los siglos.

Callados,
canto ahogado,
miseria con alma,
tristeza acorralada.

¡ Ay, quiero llorar a gritos !

Las tierras que nos dejan
son las laderas,
las pendientes,
los aguaceros poco a poco las lavan
y las arrastran a las planadas
que ya no son de nosotros.

Y aquí estamos
parados a la orilla de los caminos
con la mirada rota por una lágrima…

Y nadie nos ve.

***


SIEMPRE (RONOJEL Q'IJ)

Siempre,
siempre detrás de mí.

Hasta conoce
el camino de mis sueños.

Me detengo,
le ayudo con su carga,
y el Recuerdo
calma su sed
bebiéndose mi llanto.

Extraits du recueil Les traces du jour et de la nuit, édition trilingue, éditions Patiño, Genève.


mardi 30 mars 2010

Pablo Neruda - Explico algunas cosas

Preguntaréis: ¿Y dónde están las lilas?
¿Y la metafísica cubierta de amapolas?
¿Y la lluvia que a menudo golpeaba
sus palabras llenándolas
de agujeros y pájaros?

Os voy a contar todo lo que me pasa.

Yo vivía en un barrio
de Madrid, con campanas,
con relojes, con árboles.
Desde allí se veía
el rostro seco de Castilla
como un océano de cuero.
Mi casa era llamada
la casa de las flores, porque por todas partes
estallaban geranios: era
una bella casa
con perros y chiquillos.

Raúl, ¿te acuerdas?
¿Te acuerdas, Rafael?
Federico, ¿te acuerdas
debajo de la tierra,
te acuerdas de mi casa con balcones en donde
la luz de junio ahogaba flores en tu boca?
¡Hermano, hermano!

Todo
eran grandes voces, sal de mercaderías,
aglomeraciones de pan palpitante,
mercados de mi barrio de Argüelles con su estatua
como un tintero pálido entre las merluzas:
el aceite llegaba a las cucharas,
un profundo latido
de pies y manos llenaba las calles,
metros, litros, esencia
aguda de la vida,
pescados hacinados,
contextura de techos con sol frío en el cual
la flecha se fatiga,
delirante marfil fino de las patatas,
tomates repetidos hasta el mar.

Y una mañana todo estaba ardiendo
y una mañana las hogueras
salían de la tierra
devorando seres,
y desde entonces fuego,
pólvora desde entonces,
y desde entonces sangre.

Bandidos con aviones y con moros,
bandidos con sortijas y duquesas,
bandidos con frailes negros bendiciendo
venían por el cielo a matar niños,
y por las calles la sangre de los niños
corría simplemente, como sangre de niños.

¡Chacales que el chacal rechazaría,
piedras que el cardo seco mordería escupiendo,
víboras que las víboras odiarían!

¡Frente a vosotros he visto la sangre
de España levantarse
para ahogaros en una sola ola
de orgullo y de cuchillos!

Generales
traidores:
mirad mi casa muerta,
mirad España rota:
pero de cada casa muerta sale metal ardiendo
en vez de flores,
pero de cada hueco de España
sale España,
pero de cada niño muerto sale un fusil con ojos,
pero de cada crimen nacen balas
que os hallarán un día el sitio
del corazón.

Preguntaréis: ¿por qué su poesía
no nos habla del sueño, de las hojas,
de los grandes volcanes de su país natal?

¡Venid a ver la sangre por las calles,
venid a ver
la sangre por las calles,
venid a ver la sangre
por las calles!


Pablo Neruda, España en el corazón , 1937